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JUAN CASIANO: “CONFERENCIAS” (Conferencia VII, capítulos 5-8)

Regla de San Benito

Capítulo 5. Sobre la perfección del alma considerada en comparación al centurión del Evangelio (cf. Mt 8,9)

“La reivindicación de la libertad humana culmina en una bella imagen: al igual que el centurión del Evangelio se hacía obedecer por sus soldados y por su servidor, del mismo modo el espíritu perfecto comanda sus pensamientos, buenos o malos, como así también a su cuerpo”[1].

JUAN CASIANO: “CONFERENCIAS” (Conferencia VII, capítulos 3-4)

Regla de San Benito

Capítulo 3. Nuestra respuesta sobre la volubilidad del alma

De forma conjunta Germán y Casiano presentan sus dificultades para dominar la divagación de su pensamiento. Este obstáculo los aleja permanentemente del temor de Dios y de la contemplación espiritual. Así, desanimados, piensan que la naturaleza humana misma está viciada en su raíz misma.

JUAN CASIANO: “CONFERENCIAS” (Conferencia VI, capítulos 7-10)

Regla de San Benito

Capítulo 7. Pregunta sobre si es reo de culpa quien dio muerte al justo, y cuándo tendrá el justo la recompensa por su muerte

7. Germán: “Por consiguiente, si el justo que es asesinado no solo nada malo padece, sino que incluso recibe una recompensa por su sufrimiento, ¿cómo puede ser acusado el asesino, que no le hizo daño con la muerte, sino que lo benefició?”.

 

Capítulo 8. Respuesta a la pregunta precedente

JUAN CASIANO: “CONFERENCIAS” (Conferencia VI, capítulos 5-6)

Regla de San Benito

Capítulo 5. Objeción: ¿de qué modo se dice que Dios mismo crea los males?

5. Germán: «Con frecuencia leemos en las Escrituras Santas que Dios ha creado el mal y lo ha entregado a los hombres, según aquel pasaje [que dice]: “No hay Dios fuera de mí; y soy el Señor y no hay otro; yo formo la luz y creo las tinieblas, yo hago la paz y creo el mal” (Is 45,6-7). Y también: “¿Hay algún mal en la ciudad que el Señor no lo haya hecho?” (Am 3,6)».