Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. Engendraste al que te creó y permaneces virgen para siempre.
Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo.
No hay alabanza digna de ti, oh santa e inmaculada virginidad. Porque en tu seno has llevado al que ni el cielo puede contener.
Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre.