Inicio » Content » LA ESCRITURA COMO NACIMIENTO: LA COMPOSICIÓN DEL “HERALDO DEL AMOR DIVINO” (5)

Santa Gertrudis, grabado español anónimo, siglo XVIII.

 

Laura Grimes Ph. D[1]

El Heraldo: un memorial de la abundancia de la divina dulzura (cont.)

La versión de Doyère sobre la historia de la composición del Heraldo y su evaluación sobre el valor relativo de sus diferentes partes, ha sido seguida por muchos otros intérpretes modernos. Se enfoca a Gertrudis individualmente considerada, lo cual es comprensible y en cierto sentido recomendable, en un clima en el cual la recuperación de la obra de las teólogas medievales es aún una tarea pendiente.

Sin embargo, su versión y la correspondiente tendencia a ver la autoría colaborativa como una debilidad, no surgen de las constancias del Prólogo. Una cuidadosa lectura del texto muestra que la forma de la obra producida en común, expresa y enfatiza su contenido, en el cual el tema mayor es el aspecto comunitario de la conversión y la santidad. Tanto Gertrudis como sus hermanas destacan que Dios le concedió a Gertrudis la santidad, a través y por el bien de toda su comunidad monástica, y en última instancia, para hacer capaz de la misma santidad a la comunidad extendida de sus lectores.

La figura 2 sugiere una lectura alternativa de la historia de la composición del Heraldo, más fiel a las constancias textuales, tanto del Prólogo como de la obra entera. El diagrama denomina “conversación” la interacción entre Gertrudis y sus hermanas, más bien que “dictado” según Doyère.

Estas conversaciones tienen una influencia transformante en cada estadio del proceso de escritura, representada por los símbolos de convolución[2] en las flechas. El diagrama considera el Libro I como una parte integral del Heraldo del amor divino, más bien que como una introducción, y representa los Libros I y II en la justa dimensión que tienen en la obra final.

El Prólogo contiene una sofisticada discusión sobre los distintos tipos de visiones de Gertrudis. Esto refleja una preocupación medieval común enraizada en las clasificaciones de San Agustín, como visiones intelectuales y corporales; pero muestra también un fuerte enfoque en su función comunitaria y de enseñanza. Se dice que Gertrudis goza constantemente de la presencia divina, pero que le son dadas “imágenes de apariencia corpórea” para que pueda describirlas a otros.

«Como quedará claro a partir de lo que sigue, ella gozó constantemente de la presencia de la divina munificencia; pero, cuando a veces se inserta: “Él se apareció”, o: “El Señor se hizo presente”, se debe entender que esto significa que, si bien Él en efecto estaba frecuentemente con ella por especial privilegio, sin embargo, hubo períodos en que, por alguna razón o por algún tiempo, se le aparecía en forma más accesible a la imaginación, conforme a la capacidad de los prójimos a quien Él disponía que una revelación particular debía ser comunicada. Del mismo modo es también esencial hacer saber, con respecto al variado material que sigue, que Dios, amante de todo lo que existe, al visitar a uno busca de distintos modos la salvación de muchos»[3].

El replanteo de la hagiografía en términos comunitarios por parte de la comunidad de Helfta se destaca aquí por medio del retorno al tema de “ad salutem plurimorum” (por la salvación de muchos). La visión de la comunidad sobre la santidad está resumida en lo que el Prólogo dice con respecto a las visiones de Gertrudis: “al visitar a uno, Dios busca de igual modo la salvación de muchos”. Este tema será destacado de nuevo en el Libro IV, donde Gertrudis renuncia a tener excelsas e inefables experiencias místicas, en favor de conversaciones amistosas con Dios que mejoran su capacitación para enseñar a Escritura en provecho de sus prójimos[4].

El prólogo termina volviendo a los lectores y proveyéndoles el más pleno ejemplo de actitud comunitaria, al incluirlos en el proceso de escritura. La autora señala que añadió autoridades escriturísticas y teológicas en los márgenes del manuscrito, e invita a los lectores posteriores a continuar este proceso. Las copiosas citas de varios de los manuscritos existentes son una prueba de que dicha invitación fue aceptada con entusiasmo. Las citas bíblicas como también las de Agustín y Bernardo son las más notorias[5].

«Pero, como dice Hugo: “Sospecho de toda verdad que no esté confirmada por una autoridad bíblica” y también: “Ninguna revelación, por más confiable que parezca, debe tenerse por autorizada sin los testigos de Moisés y de Elías, es decir sin la autoridad de la Escritura”. Yo, por lo tanto, he consignado en el margen lo que mi simple ingenio e inexperto entendimiento pudo recordar a cada momento, con la esperanza de que, si alguien de ingenio más agudo y más experto entendimiento encuentra otros testimonios más confiables y apropiados, sea capaz de citarlos»[6].

La autoría común compartida entre Gertrudis y sus hermanas se abre aquí a los lectores, como vívida prueba de que realmente ellas entienden que Gertrudis es visitada por la gracia, a través y para la comunidad cristiana. La escritura del libro que registra estas visitas es vista como un proceso plenamente comunitario; este proceso está abierto a una permanente participación de todos lo que lo lean con intuición e inspiración, haciendo su propia contribución a la obra. Para las monjas de Helfta, la tarea humana de la escritura ayuda al Espíritu Santo a inspirar una conversación sin fin que comenzó en la creación, vivificó su propia comunidad y podría continuar en tiempos y lugares más allá de lo que ellas pueden imaginar.

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[1] La Rev. Dr. Laura M. Grimes es una investigadora independiente especializada en la teología y la espiritualidad femenina medievales. Se graduó como Doctora en la Historia de la Cristiandad por la Universidad de Notre Dame en 2004 con una tesis titulada: Theology as Conversation: Gertrud of Helfta and Her Sisters as a Readers of Agustine (La teología como diálogo: Gertrudis de Helfta y sus hermanas como lectoras de San Agustín). Ha presentado y publicado en varios contextos sus estudios sobre El Heraldo del Amor divino y los Ejercicios Espirituales de santa Gertrudis, incluyendo el refundado monasterio de Helfta en Eisleben, Alemania. Este artículo fue publicado en Cistercian Studies Quarterly 42.3 (2007) 329-345. Traducido con los debidos permisos por la Hna. Ana Laura Forastieri, ocso.

[2] N. de T.: En matemáticas, se denomina convolución a una función, que de forma lineal y continua, transforma una señal de entrada en una nueva señal de salida. La función de convolución se expresa por el símbolo *.

[3] Pr 6; SCh 139: 114; CF 35: 33-34.

[4] L IV 2,3; SCh 255: 24,26.

[5] Cfr. SCh 138: 83-91.

[6] L Pr 8; SCh 139: 116; CF 35: 34. Una nota al pie de página en la edición de Sources Chrétiennes señala que la cita en realidad viene de la obra Benjamin minor, de Ricardo de San Víctor, no de Hugo.